Tuesday, July 25, 2006

Egipto Tercera parte




Mar Rojo

Luego de un día de merecido descanso y relajo, volvimos a subirnos a un minibús de Thomas Cook y emprendimos viaje hacia el Mar Rojo (este fue el único día en el cual casi me quedo dormido, el “equipo chileno” era siempre el más puntual, sólo con esta excepción). Luego de tres horas de viaje (y sueño), llegamos a destino, Safaga, a orillas del Mar Rojo. Ahí nos embarcamos en nuestro yate y comenzamos a navegar. Al poco andar, y luego de sumergirnos en las -medianamente- tibias aguas del mar rojo, descubrimos el origen de ese nombre: la mayoría de los corales son de ese color, de ahí el nombre. Bucear fue una experiencia inolvidable, ver los corales, los cardúmenes de peces que nos rodeaban, la profundidad azul del mar.

Luego regresamos al bote y comimos la comida que la tripulación abordo tenía preparada para nosotros. Descansamos uno momentos el almuerzo y tomamos otro bote que nos llevó a la playa. Ahí nos relajamos un rato y un grupo nos volvimos a aventurar al buceo, esta vez en aguas poco profundas. El casi poder tocar los corales, los erizos, los diferentes peces, que nos miraban y rodeaban sin miedo alguno, el poder ver de cerca al pez payaso (Nemo), es algo que nunca olvidaré.


El valle de Los Reyes

Nuestro último paseo en la tierra de los faraones fue el Valle de los Reyes, en Luxor. Allí se encuentran las tumbas de los grandes faraones, como Ramses II, Tutankamon y otros.
El valle sobrecoge por los cerros que lo limitan, por la sensación de soledad y muerte que se respira por el desierto y bueno....el casi insoportable calor. Sólo a nosotros se nos podía ocurrir ir a las 11 AM, por lo que a llegar al valle la sensación térmica era cercana a los 50 C. Saliendo de allí hicimos una corta parada en los Colosos, para la foto de rigor (a estas alturas todos teníamos fotitis...).

Posteriormente volvimos a descansar al hotel, y a recuperar fuerzas.
El lunes fue un día perdido, todos cansados, yo con problemas estomacales, y nos pasaban a buscar temprano, a las 15hrs.

El vuelo de regreso fue bueno, excepto por que el vuelo se atrasó 1 hr (lo que luego nos complicó, como sale más adelante), pero el avión era cómodo (un boeing de los grandes).


Llegando a Gadwich, en London, pasamos por inmigración y todos tuvimos que responder las típicas preguntas de los oficiales de esa área. Luego de rescatar nuestro equipaje, nos dirijimos a la parada de trenes donde debíamos tomar nuestro tren. Por haber llegado una hora más tarde de lo presupuestado, debíamos tomar el tren hasta la estación Three Bridges, donde debíamos hacer el transbordo a un bus, que nos llevaría hacia Brighton. Cuando llegó el tren tuvimos el primer problema del viaje: apenas vimos aproximarse al tren todos tomamos nuestras maletas y entramos al tren aenas este abrió las puertas, excepto nuestro amigo argentino, quien siempre se toma las cosas con calma (bueno, se estaba fumando un cigarrillo). Cuando nos dimos cuenta de ello, era demasiado tarde, el tren ya estaba en movimiento, y todos miramos con cara anonadada como Franco se quedaba en la estación, sólo. Y el próximo tren hacia Brighton pasaba en casi dos horas más.
Pero al llegar a la estación de transbordo sucede el milagro, cuando nos estabamos subiendo al bus, el susodicho llega corriendo, aún con cara de asustado. Lo que sucedió, fue que el susodicho tomó el tren que pasaba 10 minutos después del nuestro, y se bajó en la estación correcta y tomó el tren. Un milagro, para coronar una semana perfecta.

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