Siguiendo con el post anterior sobre Paris, dcreo que hay mucho que decir también en la realidad interna de nuestros paises. No nos podemos quedar con ver la paja en el ojo ajeno, sino que antes debemos sacar la viga del nuestro...
La desigualdad tan fuerte y marcada entre los barrios más acomodados y las poblaciones marginales de todas nuestrea ciudades hace que exista al menos el germen que podría terminar en algo similar a Paris. Estamos a tiempo. Casas dignas (los gobiernos de la concertación han hecho cosas vergonzosas), barrios en lugares que sean urbanística , ambiental y geográficamente habitables, con espacios públicos (plazas, arboleado urbano, iluminación adecuada), colegios y consultorios bien equipados, con personal capacitado y bien motivado a realizar su trabajo, con adecuada dotación policial, en fin, con todas las condiciones que en un barrio más acomodado no faltarían por nada del mundo.
Sólo de esta manera podemos construir un país de igualdad de opurtunidades, un país en que se viva la justicia social, el mensaje de Cristo en definitiva. Osea, igual el trato personal, el mirar al otro como un hermano (el pobre es Cristo diria el P Alberto Hurtado), en resumen, vivir el mandamiento del amor.
El derrotar la pobreza no se construye con bonitos discursos, con palabras grandilocuentes, sino con el trabajo diario, con propuestas concretas y reales, siendo consecuentes, en el fondo.
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