Me acabo de acostar, cansado, con sueño acumulado, luego de una semana intensa, muy viajada (aprox 4 horas diarias, completando unas 13 horas diarias fuera de casa) en bus, la mayoría viejitos, con horarios y frecuencias poco constantes y variables.
Fui a misa, pude al menos saludar a un sacerdote que creo ha sido uno de los que más me ha marcado en mi vida, quien se fue a trabajar a un país extremo, marcado por el genocidio, la sobrepoblación, la violencia, en fin, la teoría de Malthus tragicamente hecha realidad.
Me acuesto, con muchas ideas en la cabeza, luego de ver un documental sobre como luchan por mantener y revitalizar su cultura y tradiciones un pueblo nómade de los Himalayas, enfrentados tragicamente al calentamiento global y a la falta de capa de ozono, asi como a la tentación de una mejor vida en la ciudad, con toda la "modernidad". Me acuesto y pienso en los mapuche, con quien debo de trabajar y apoyar, los cuales viven en muchos sentido una lucha muy similar a estos nómade, la que aca, por tanta fustración, abusos, discriminación, termina desembocando en la violencia que como región sufrimos cada día.
La tan vilipidiada globalización permitió que viera ese documental, me permite informarme, en castellano e inglés, del acontecer de nuestro mundo, permite que, para concentrarme escuche en mi ipod el canto gregoriano de un monasterio ortodoxo griego (asumo que griego porque en ese alfabeto estan los nombres de las canciones) y luego pase a uno ortodoxo copto. Es esa globalización la que tiene herida de muerte a tantas culturas milenarias, de tanta riqueza, tanta particularidad, de quienes tenemos tanto que aprender.
El caso de los mapuche para mi, para todos los de la Araucanía o Frontera como se le llamaba antes, es diferente, ya que nos interpela, nos afecta, nos toca vivirlo a diario, por lo que es imposible ser indiferentes, ser imparciales, no verlo desde nuestra particular punto de vista, con nuestros prejuicios, afectados por nuestras experiencias particulares, sin poder ver la globalidad, sin poder mirarlo desde fuera. Como se esto, he hecho un esfuerzo particular para interactuar con el mapuche desprejuiciado, desapegándome de mis experiecias y de los que me rodean. No es facil, pero para todo aquel que trabaja con mapuche rurales es una obligación, porque sino uno pierde objetividad y esos prejuicios se notan y nos hacer perder el norte y equivocar juicios.
Pero la globalización no es intrínsicamente mala, puede y es muy positiva si se aplica sentido común e inteligencia. Una frase que me marco es "piense de forma global pero actue en lo local", osea hay que buscar soluciones en todo el mundo pero aplicarlas y adaptarlas a la realidad local. Que más global que la difusión de la causa y cosmovisión mapuche por internet, que los stmartphones, que la televisión por cable, que las videoconferencias...o que el p Rodrigo trabajando en Burundi...
Lo contradictorio es que vivimos en una región nacida de la globalización, de la mezcla cultural. En Traiguen, Temuco, Galvarino, etc, hace 100 años se hablaba con total naturalidad castellano, mapudungun, francés, alemán, italiano, inglés y otras lenguas... es un territorio multicultural, donde, por abusos, desencuentros y tantos otros factores no hemos podido sacarle provecho a eso, pero, la oportunidad sigue abierta......
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